La vida es una tómbola pero los mercados financieros no

Jugar a hacer predicciones es un ejercito de vanidad porque nadie conoce el futuro, si no, habría muchos eruditos que les habría tocado la lotería de Navidad, la Primitiva o el Euromillón. Nadie tiene esa bola mágica que nos dice qué va a pasar, pero sí, que se puede hacer una lectura racional, sensata y práctica de lo que ocurre con permiso de algún cisne negro que se cruce por el camino. Esos acontecimientos que aparecen en forma de sorpresa desagradable como el covid, la guerra de Ucrania o Israel, así como, la quizás ya olvidada crisis bancaria americana de principios del 2023. 

Circunstancias que te recuerdan que tus inversiones tienen que estar diversificadas, en un horizonte temporal adecuado (medio – largo plazo), siendo constante en tus aportaciones (como en todo en la vida que quieras que llegue a buen término) y dejando a un lado el sensacionalismo de la noticias de la televisión. El “todo al rojo” de los casinos, para los casinos, pero lo curioso es que si hablas con cualquier aficionado a la ruleta, tiene su propia estrategia para que este juego de azar no se convierta en rusa, poniendo el peligro la integridad del dinero que apuesta sobre el tapete verde.

Si los que juegan asiduamente a juegos de azar, tienen su propia estrategia, igual debes tener tú una para tus ahorros e inversiones, más allá de dejarse llevar por los lumbreras del Tik Tok y sus recomendaciones sobre el S&P500. Ya no sólo porque es un índice mal construido como el IBEX35, pero en el caso del americano sobre ponderado en tecnología, sino porque con la mezcla de varios ingredientes puedes conseguir un cóctel espiritual, que no explosivo. ¿No dicen que una sinergia consiste en que uno más uno sea igual a tres? Pues tendrás que buscar soluciones que sumen entre ellas, que se aporten unas a la otras y que en su conjunto te ayuden a conseguir esos objetivos vitales que son importantes para ti, ya sea tu jubilación, dar la entrada de un inmueble, los estudios de tu hijo, amortizar aceleradamente tus deudas o simplemente proteger tu poder adquisitivo frente a la inflación. 

A diferencia de lo que decía Coco Chanel, menos ya no es más, y no es más porque producto financiero perfecto no existe. Si tú haces la carta de los Reyes Magos, y desde una óptica de la seguridad, le pides a tu dinero: disponibilidad, batir la inflación, una fiscalidad ventajosa, el efecto acumulativo del interés compuesto y un plus de rentabilidad, a la vez, es imposible; pero combinando varias soluciones en distintos horizontes temporales lo podrás tener todo. Una buena estrategia compensada entre distintos tipos de activos te dará grandes alegrías al alza y a la baja, que cuando suba, SUBA, y que cuando baje, baje menos, para que la recuperación de esa caída sea más rápida, porque seguro que va a bajar en algún momento. De hecho, desde el 2008 cuento con los dedos de las manos 10 crisis, crisis monetarias como la del euro en el 2011 (Grecia), bancarias como la 2008 (hipotecas subprime), comerciales como la del 2018 (America First), sanitarias en el 2020 (covid) o bélicas en 2022 y 2023 (Ucrania e Israel).

Y ante las circunstancias que nos rodean de tipos elevados, inflación, ralentización económica y tensiones geopolíticas ¿qué lectura racional podemos hacer? 

  1. La inflación está doméstica y a la baja, con lo que se esperan bajadas de tipos para el 2024. Unos hablan de 5/6, cuando quizás lo más sensato sean 2/3. Lo importante no es tanto el número sino que van a bajar, por lo que por ciencia matemática, la renta variable va a subir.
  2. Igual que le renta fija bajó con la espiral de tipos de interés al alza, y mucho…, un 17%, ahora tocará subir, pero sigo sin olvidarme que el mundo esta sobre endeudado, que hay facilidades para el acceso al crédito siempre que seas solvente, así como, que los Estados soberanos no son dignos de mi confianza ya no sólo porque quien los gestiona, políticos que no tecnócratas, sino por sus déficit. No es recomendable ni ahora ni nunca invertir en “empresas” en pérdidas y endeudadas por encima de sus posibilidades.
  3. El oro está inversamente correlacionado con los tipos de interés y el dólar, y dejando a un lado las tensiones geopolíticas que propician su alza, subirá por encima de su máximo de los 2.000 dólares/onza, simplemente porque en USA han subido los tipos más y más rápido que en Europa, y con la nueva etapa de tipos, vamos a ver un euro y oro más fuertes.
  4. Hay megatendencias imparables en el mundo como la preocupación por la salud, la descarbonización o la intranquilidad por el medioambiente. Sectores de presente y de futuro, porque aunque haya una ralentización en la economía (provocada intencionadamente por los Bancos Centrales), las personas siguen enfermando y necesitan medicarse; al igual que rara es la familia con una casa que no se ha planteado la instalación de placas fotovoltaicas en su tejado para reducir la factura de la luz, y para esto último se necesita plata.
  5. Al igual que hubo sectores que se vieron perjudicados en exceso por la subidas de tipos, el tecnológico por su alto apalancamiento financiero, ahora toca verse beneficiado en exceso, y  no por el boom de la inteligencia artificial, sino porque van a pagar menos por sus deudas, con lo que sus estados contables y cuentas de pérdidas y ganancias se van mejorar.
  6. Y no nos podemos olvidar del sector al que le pagamos los intereses de nuestros créditos, hipotecas o préstamos, el financiero. Si el Estado español es tan listo como para imponerle un impuesto adicional porque van a ganar de forma extraordinaria más, igual tenemos que ser igual de listos que la clase política que nos gobierna.

No es jugar a ser Dios, ni a la ruleta, ni tener una bola mágica, es usar lo que tenemos encima de los hombros, la cabeza, que no es solo para peinarse. Usarla con sensatez sabiendo que el mandamiento número 1 de ahorrador – inversor es proteger el dinero de la inflación, siendo constante en nuestras aportaciones y comprometidos con mis objetivos vitales, invirtiendo a medio y largo plazo de una manera diversificada.

Un saludo